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2 Reyes 7 Nvi

2 Reyes 7 Nvi
2 Reyes 7 Nvi

En aquel tiempo, mientras tanto, el hambre se acrecentó en Samaria, y después de un tiempo, la hambruna se volvió tan grande que la cabeza de un asno se vendía por ochenta piezas de plata, y un cuarto de litro de estiércol de paloma por cinco piezas de plata. El rey pasaba por la muralla de la ciudad cuando una mujer le gritó: «Sálvame, oh rey mi señor».

El rey le preguntó: «¿Qué te pasa?». Ella respondió: «Esta mujer me dijo: “Danos tu hijo para que lo comamos hoy, y mañana comeremos al mío”. Así que cocimos a mi hijo y lo comimos. Al día siguiente le dije: “Danos a tu hijo para que lo comamos”, pero ella escondió a su hijo».

Al escuchar las palabras de la mujer, el rey se rasgó las ropas y, como estaba passesando por la muralla, el pueblo vio que interiormente llevaba cilicio. Entonces dijo: «Así me haga Dios, y así me agregue, si la cabeza de Eliseo, hijo de Safat, se mantiene sobre sus hombros hoy».

Mientras tanto, Eliseo estaba sentado en su casa, y los ancianos estaban sentados con él. El rey envió a un hombre delante de él, pero antes de que llegara el mensajero, Eliseo dijo a los ancianos: «¿Vieron cómo ese asesino mandó a quitarme la cabeza? Miren, cuando el mensajero llegue, cierren la puerta y no le permitan entrar. ¿No escuchan los pasos de su amo detrás de él?».

Y sucedió que mientras Eliseo aún hablaba con ellos, el mensajero bajó a él, y dijo: «Esta calamidad vino del Señor. ¿Qué más puedo esperar del Señor?». Entonces Eliseo dijo: «Escuchen la palabra del Señor: así dice el Señor: Mañana, a estas horas, en la puerta de Samaria, se venderá un litro de flor de harina por un siclo, y dos litros de cebada por un siclo».

Uno de los oficiales del rey respondió al hombre de Dios, diciendo: «Aunque el Señor abriera ventanas en el cielo, ¿podría suceder esto?». Y él dijo: «Verás con tus ojos, pero no comerás». Y sucedió que los leprosos llegaron al campamento de los sirios y vieron que nadie estaba allí, porque el Señor había hecho que los sirios escucharan el sonido de carros, caballos y un gran ejército, y se habían escapado apresuradamente, abandonando su campamento tal como estaba. Entonces los leprosos entraron en las tiendas, comieron y bebieron, y sacaron plata, oro y ropa, y escondieron todo. Luego regresaron y entraron en otra tienda, y también sacaron cosas de allí y las escondieron.

Finalmente, salieron y se fueron al palacio del rey, y le dijeron: «Entren, y díganle a su señoría: “Miramos y vimos que no hay nadie en el campamento de los sirios, ni se escucha el sonido de nadie; solo están los caballos atados y las tiendas tal como están”». Así que los mensajeros fueron y lo informaron al rey. El rey se levantó de noche y dijo a sus siervos: «Voy a decirles lo que los sirios nos han hecho. Saben que estamos hambrientos, por lo que salieron del campamento y se escondieron en el campo, diciendo: ‘Cuando salgan de la ciudad, los capturaremos vivos y entraremos en la ciudad”“.

Entonces uno de sus siervos respondió: «Tomen cinco de los caballos que quedan; si es que aún quedan, mira, están como todo el Israel que ha quedado; si es que aún han quedado, mira, están como todo el Israel que se ha consumido. Enviémoslos y veremos qué pasa». Tomaron, pues, dos carros de caballos, y el rey los envió en pos del ejército de los sirios, diciendo: «Id y ved».

Así que fueron y los siguieron hasta el Jordán, y vieron que todo el camino estaba lleno de ropa y objetos que los sirios habían tirado mientras huían apresuradamente. Los mensajeros regresaron y lo informaron al rey. Entonces el pueblo salió y saqueó el campamento de los sirios. Así, un litro de flor de harina se vendió por un siclo, y dos litros de cebada por un siclo, según la palabra del Señor.

Y el rey puso al oficial que lo había respondido, como capitán de la guardia en la puerta, y el pueblo lo atropelló en la puerta, y murió, tal como había dicho el hombre de Dios cuando el rey había descendido a él. Y sucedió que cuando el hombre de Dios habló al rey, diciendo: «Mañana, a estas horas, a la puerta de Samaria, dos litros de cebada se venderán por un siclo, y un litro de flor de harina por un siclo», el oficial respondió al hombre de Dios: «Aunque el Señor abriera ventanas en el cielo, ¿podría suceder esto?». Y él dijo: «Verás con tus ojos, pero no comerás». Y así sucedió con él, porque el pueblo lo atropelló en la puerta, y murió.

En 2 Reyes 7, la búsqueda desesperada de comida durante el asedio a Samaria lleva a situaciones extremas. La hambruna causa que la gente llegue a comer cosas inimaginables, y una mujer incluso come a su propio hijo. Eliseo, el profeta, predice que la situación cambiará drásticamente al día siguiente, lo que sucede cuando el ejército sirio abandona su campamento y el pueblo de Samaria puede saquear los alimentos y objetos dejados atrás.

La intervención divina a menudo se manifiesta de maneras inesperadas, cambiando drásticamente las circunstancias de aquellos que están en necesidad.

Para entender este pasaje, podemos seguir estos pasos:

  1. Observa cómo la hambruna ha afectado a la ciudad de Samaria, llevando a situaciones desesperadas y trágicas.
  2. Nota la predicción de Eliseo de que la situación cambiará, lo que inicialmente parece imposible.
  3. Analiza cómo el ejército sirio abandonó su campamento y cómo el pueblo de Samaria encontró alimento y provisiones.
  4. Reflexiona sobre cómo este事件 muestra la providencia divina y la respuesta a la oración.

El pasaje de 2 Reyes 7 nos presenta una situación de extrema necesidad y cómo la intervención divina puede cambiar las circunstancias de manera repentina y poderosa. A través de la profecía de Eliseo y la respuesta del pueblo, vemos la importancia de confiar en la providencia divina, incluso en los momentos más desesperados.

Al considerar este evento, podemos ver ambos lados de la situación:

  • Por un lado, la hambruna y la desesperación del pueblo de Samaria pintan un cuadro de sufrimiento y necesidad extrema.
  • Por otro lado, la intervención divina y la respuesta del pueblo muestran la capacidad de cambio y la esperanza en la adversidad.

En última instancia, este pasaje nos recuerda la importancia de confiar en la providencia divina y buscar la guía de Dios en tiempos de necesidad.

¿Cuál fue la situación en Samaria durante el asedio?

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La ciudad estaba en una situación de hambruna extrema, con la gente dispuesta a comer cosas inimaginables para sobrevivir.

¿Qué predijo Eliseo que sucedería al día siguiente?

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Eliseo predijo que la situación cambiaría drásticamente y que habría alimentos disponibles para el pueblo de Samaria.

¿Por qué el oficial del rey dudó de la predicción de Eliseo?

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El oficial del rey dudó porque la situación parecía imposible de cambiar, y no podía creer que la hambruna y el asedio podrían terminar de la noche a la mañana.

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